jueves, 29 de abril de 2021

EL RÉGIMEN Y LOS CUERVOS

El Nacional - abril 29, 2021
“Las FARC y el ELN no son ningunos cuerpos terroristas, son verdaderos ejércitos que ocupan un espacio en Colombia. Hay que darles reconocimiento a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y al Ejército de Liberación Nacional. Son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político bolivariano que aquí es respetado”. Hay personas que se deben saber estas palabras de memoria. Son del comandante muerto y las dijo en 2008, en la presentación de su memoria y cuenta ante la Asamblea Nacional. Sobre todo su heredero, que años después en una conferencia de prensa a la que solo asistieron periodistas pagados por su régimen afirmó: “Claro que tenemos relaciones con las FARC y su partido político producto de los acuerdos de paz”. Muchos se preguntan qué es lo que pasa en Apure, cuál ha sido la motivación para estos enfrentamientos entre bandas de irregulares y soldados venezolanos. Pero ya la escalada de violencia ha llegado a tal nivel, que lo realmente importante es cómo detener la guerra que afecta a pueblos enteros y ha dejado muertos. Todo este asunto es demasiado turbio. Ni siquiera el ministro de Defensa del régimen es capaz de informar el número exacto de bajas en las filas del Ejército. Al estado Apure, anunciaron con bombos y platillos, iban a enviar a 1.000 milicianos, unos pobres voluntarios sin entrenamiento y pocos pertrechos para hacerle frente a unos irregulares armados hasta los dientes y con conocimiento pleno de la zona. Las organizaciones no gubernamentales aseguran que la intensidad de los ataques ha ido en aumento. Es difícil para el ciudadano común entender lo que ocurre, sobre todo porque la presencia de los guerrilleros no es nueva. ¿Por qué ahora se enfrentan con el Ejército cuando la orden del régimen siempre fue de colaboración total? Los que sufren son los familiares de los pobres soldaditos, a los que ni siquiera les dan noticias. Una cosa es cierta, y se puede sacar como conclusión de este tema, el régimen no tiene control del país. Tiene candelitas prendidas por todos lados. Su afán por llenarse los bolsillos mientras ignoran el sufrimiento del pueblo les está estallando en la cara. No cabe duda de que la guerrilla, la que sea, está dispuesta a mantener su estatus en Apure y otras zonas. Hay malandros que controlan ya amplias áreas de Caracas. Hay demasiado malestar por todos lados Como dice el viejo dicho, los cuervos después de criados suelen voltearse en contra del que les dio de comer.

jueves, 22 de abril de 2021

VENEZUELA ES UN PAÍS APAGADO

Miguel Henrique Otero: “Venezuela es un país apagado en cuanto a la libertad de expresión” El presidente editor de El Nacional adelantó a la Voz de América desde España que no pagará la sanción millonaria impuesta por supuesta difamación a Diosdado Cabello. Garantiza que el diario continuará activo en su versión digital Por El Nacional -April 21, 2021 Miguel Henrique Otero Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional. Foto: AFP Miguel Henrique Otero, presidente editor del diario El Nacional, valora como “una aberración jurídica” la sanción judicial de cerca de 13 millones de dólares contra su empresa de comunicaciones por presunta difamación a Diosdado Cabello, diputado y exvicepresidente de su país y uno de los políticos más influyentes del chavismo. Otero sostiene, en entrevista con la Voz de América desde España, donde está exiliado desde hace cuatro años, que la sentencia contra El Nacional comete “una irregularidad universal” y estima que pasa a formar parte de un período de oscurantismo de las libertades de prensa y expresión en Venezuela. “El Nacional no tiene el monto, ni va a pagar. Ellos tendrán que embargar los bienes”, dice Otero, tajante, en sus reflexiones sobre el caso judicial de su diario, que, a su entender, supone un costo político para una fracción del oficialismo. La SIP advierte que el régimen de Maduro ve a la prensa como un enemigo: “Es una dictadura implacable” Miguel Henrique Otero: “Lo que ha pasado con El Nacional es un atropello jurídico, pero lucharemos” ‒¿Qué opina sobre la decisión judicial contra El Nacional que le obliga a cancelar una compensación de 13 millones de dólares? ‒Es una aberración jurídica desde todo punto de vista. Se están violando todas las leyes y el debido proceso. Se están violando mecanismos que son similares en todos los países. Y no es una multa, es una compensación que hay que pagarle a Diosdado Cabello por proteger su honor. Entonces, es una demanda de difamación que llega a este monto inconcebible, que no explico cómo se llega a él, porque ellos dicen que su honorabilidad vale eso. La realidad es que no hay nada que tenga que ver con difamación. Lo que se publicó es que Cabello estaba siendo investigado por un fiscal federal del estado de Nueva York por narcotráfico y en la práctica, con la decisión que tomó la DEA, que además tiene una acusación contra él y que puso una recompensa de 10 millones de dólares por su cabeza, bueno, eso quedó demostrado que sí estaba siendo investigado, obviamente. ‒Entiendo que no puede haber una sanción civil si no hay previamente una penal. ¿Es así, ha considerado su equipo ese argumento? ‒Es así en todos los países del mundo. Una demanda civil no progresa si no hay una sentencia penal y en este caso, primero, el juicio penal ni siquiera ha comenzado después de que tenemos casi cinco años con unas medidas cautelares por esa demanda penal. Cuando introdujeron la demanda civil, pues, el juez la aceptó. Eso es una irregularidad universal. Son partes de las irregularidades que hay allí. ‒¿El Nacional tiene como pagar ese monto? Si lo tuvieran, ¿lo pagarían? ‒No, El Nacional no tiene el monto, ni va a pagar. Ellos tendrán que embargar los bienes, porque cuando vayan a cobrar ese monto simplemente no hay manera de cobrarlo. Embargarán el edificio, la empresa, la rotativa, la tecnología, todo. ‒¿Cuál es el futuro de El Nacional dado ese escenario? ‒Actualmente, nosotros somos una página web, porque no nos dejaron imprimir hace cuatro años. Seguiremos siendo una página web, que la puedes hacer desde cualquier parte del mundo. Quizás ellos no piensan en eso. Una página web está globalizada. La podemos hacer en Singapur y para el lector es exactamente lo mismo. Miguel Henrique Otero: “El régimen pretende expropiar El Nacional y entregárselo a Diosdado Cabello, pero no vamos a desaparecer” ‒¿Ha sentido respaldo de sus socios, de organismos internacionales, a raíz de la sanción judicial? ‒Ha sido muy bueno. Ha habido un gran respaldo internacional y nacional, de la gente, de las organizaciones de libertad de expresión y derechos humanos. Por el lado de la solidaridad y del apoyo, no tenemos ningún problema. ‒¿Cree en que la justicia venezolana respaldará su apelación, si la piensa realizar, o ventilará el caso en instancias internacionales? ‒El Tribunal Supremo no tiene apelación. No va a haber apelación. En todo caso, en Venezuela no hay independencia de poderes. El sistema judicial es un apéndice del ejecutivo y reciben órdenes del ejecutivo. Diosdado Cabello dio la orden al TSJ de poner esa compensación y eso es lo que hicieron. Creo que ni siquiera leyeron la sentencia. Hay un magistrado que dijo que no había leído ni firmado la sentencia. Claro, eso no lo va a decir públicamente, pero sabemos que es así, y probablemente los otros también, porque así funciona la justicia en Venezuela. No hay justicia, hay un apéndice del Ejecutivo, que es la justicia. ‒¿Cree que esta sanción tiene un costo político para al menos un sector del oficialismo venezolano? ‒Sí, claro que tiene un costo. Para empezar, ellos están haciendo unas campañas para traer inversiones y esto demuestra que no hay independencia de poderes. Después de que el TSJ pueda sacar de la manga cualquier monto por cualquier capricho por uno de los altos capitotes del régimen, ¿quién puede decir que en Venezuela hay una estabilidad jurídica, que hay garantías? Ninguno. Esto los perjudica, pero además esto genera fracciones internas, gente que no está de acuerdo con que Diosdado Cabello se aproveche de su influencia en el sistema judicial para hacer este tipo de cosas. Eso tiene consecuencias y en el mundo externo también. Los perjudica en su imagen, que la tienen muy mala. Miguel Henrique Otero: «Nosotros informaremos el final de la dictadura» en Venezuela ‒¿Cómo valora la libertad de expresión y el ejercicio periodístico hoy en Venezuela, luego de esta decisión contra El Nacional? ‒Venezuela es un país prácticamente apagado en cuanto a la libertad de expresión. Quedan unas ventanitas, páginas web que operan desde el exterior, algunos periódicos que se han podido mantener, pero, en la práctica, la radio y la televisión son medios de comunicación totalmente autocensurados. Los periódicos, unos fueron comprados, otros se autocensuran, y los que más o menos se han mantenido, han tenido que convertirse en plataformas web y estas las bloquean cuando les dan la gana, discrecionalmente. La mitad del país lo que ve es el canal del Estado. Es casi como si fuera Corea del Norte, Cuba, esos países. Dejan unas ventanitas para aparentar que hay libertad. ‒¿Cuáles son los temas que incomodan hoy al poder venezolano, que no desearían que se conozcan o ventilen a través de diarios, noticieros y periódicos del país? ‒Las noticias que pueden molestarles a ellos son todas. Es la oposición, las protestas, las rebeliones militares, la crisis, la manipulación de la vacuna a través del carnet de la patria, el estado de las prisiones. Podemos pasar media hora enumerando temas que ellos no quieren que salgan a la luz pública, porque lo que vive Venezuela es algo inconcebible. Venezuela nunca ha vivido una cosa así. ‒¿Cómo seguir batallando a favor de la libre expresión en un país con esas características? ‒Hay que luchar. En Venezuela hay una resistencia, una grande. Hay unos partidos políticos, una resistencia en la calle, hay un sector militar, hay cantidades de elementos de resistencia que no los hay en países como Cuba. Es un gobierno que no tiene gestión, que no resuelve ningún problema. Más bien, los agrava. Hay una inestabilidad completa. Esa inestabilidad va a producir la salida (a la crisis) en algún momento, no sabemos cómo, porque no hay una oposición institucional que tenga un foco definido. Cuando tienen un foco es electoral, que es lo que pueden hacer. Por ahí, no van a sacar al régimen. Es un problema de tiempo de que todos estos instrumentos opositores se alineen y produzcan el cambio. ‒¿Confía en que El Nacional estará al aire para contar cualquiera que sea el desenlace de la crisis política de Venezuela? ‒Seguro. El Nacional publicará el titular “Venezuela regresa a la democracia”. De eso, no tengas la menor duda.

miércoles, 21 de abril de 2021

El Nacional resiste el zarpazo judicial del chavismo

La Sociedad Interamericana de Prensa calificó de expoliación y grave atropello la sentencia que obliga a la C.A. Editora El Nacional a pagarle 13,22 millones de dólares a Diosdado Cabello como “indemnización por daño moral” Por El Nacional -April 20, 2021 El Nacional El amor de Hugo Chávez por El Nacional, el diario, reporteros y directivos duró bien poco. Unos días apenas, ni siquiera cien. La etapa inicial que los mandatarios y opositores consideran que marcan el rumbo del nuevo presidente y de cómo será la batalla que darán en el gobierno que comienza. Chávez, como ocurrió con otros candidatos presidenciales en Venezuela, recibió el apoyo del diario fundado por Miguel Otero Vizcarrondo y el escritor Miguel Otero Silva. Miguel Otero Silva fue un hombre de izquierda, pero dejó de militar en el Partido Comunista de Venezuela cuando entendió que su papel como periodista podía entrar en contradicción con las tácticas y estrategias de una organización que actuaba más para complacer las directrices de Moscú que los requerimientos del proletariado venezolano. Desde el primer día El Nacional se puso al lado de la izquierda civilizada, racional, democrática, que rehuía el aventurerismo, el terrorismo y el dogmatismo programático. Fue el diario de los intelectuales, de los universitarios, de los artistas plásticos, de los teatreros, de los poetas y de la ciudadanía que entendía que con esfuerzo, conocimiento y trabajo se podía construir un mundo mejor. Menos injusto, que todavía se podía ampliar más la igualdad de oportunidades. Un periódico comprometido con su país y dispuesto a llevar la mejor información, los debates más esclarecedores, las opiniones más sensatas y con más densidad lo que ocurría en el mundo del arte y también de la ciencia. Un diario novedoso, bien presentado y bien escrito. Sustentado en profesionales de prestigio, con principios y valores. Desde la última hazaña de la ciencia hasta las carreras de caballos Los mejores estilos estuvieron excelentemente representados en El Nacional, en la escritura, en el diseño, en la investigación y en los riesgos. El lector-ciudadano tenía el derecho de estar bien informado, de manera amena y sin restricciones. Todas las especialidades desde Deportes hasta Microeconomía contaban con su espacio si alguna noticia relacionada emergía, pero también la poesía, los sueltos que dejaba algún escritor y las carreras de caballos. Un periódico comprometido con sus lectores. En 1998, tan pronto el CNE lo proclamó como vencedor y lo declaró “presidente electo”, Hugo Chávez se consideró presidente en funciones. Y empezó a mandar. Ya se creyó el director de todos los diarios y revistas, de todas las televisoras y radioemisoras, de los medios de comunicación en general, incluidas las oficinas de relaciones públicas del gobierno y del Ministerio de Información, aunque todavía no se habían traspasado las funciones. Al principio periodistas y directivos creyeron que las llamadas del “presidente electo” para sugerir títulos y pautas informativas eran una expresión de su novatada, que pronto aprendería que esa no era la mecánica de la relación. Una vez dio un discurso en Valencia y lo más resaltante que dijo fue el gran título de primera página. A los tres días repitió lo mismo en Puerto Ordaz y su gente transmitió el mensaje: “El presidente quiere el mismo título”. Un contrasentido, pero ya asomaba que no se trataba de una novatada, sino de dejar claro quién mandaba, quién tenía la sartén por el mango. Tan pronto se posesionó luego de haber jurado sobre la Constitución “moribunda” sin que ninguno de los presentes, mayoritariamente democráticos, reclamara el estropicio legal, institucional y constitucional que perpetraba. A medida que se asentaba en el poder y secuestraba las instituciones del Estado, más enemigo era de los medios de comunicación democráticos y defensores de la libertad de expresión y de pensamiento, que ha sido en esencia la historia de El Nacional. Hostigamiento a toda hora y por todas las voces del régimen El asedio y hostigamiento contra El Nacional fue salvaje siempre, desde mandar a unos presuntos brujos a armar un aquelarre frente a la sede del periódico hasta descalificar al reportero que el diario enviaba a cubrir sus interminables ruedas de prensa. En 2002 se negó a responderle una pregunta a Rafael Lastre, corresponsal en el estado Vargas. “No voy a responderte nada. Debería darte pena trabajar en ese periódico. Es triste trabajarle a la mentira y al engaño o es triste estudiar para terminar en eso”, le dijo Chávez. ¿Pena? La meta de todo buen periodista era trabajar en El Nacional. Ahí se publicaban los mejores trabajos, las mejores entrevistas, las grandes investigaciones, el Papel Literario –referencia mundial–, las grandes fotos y las mejores exclusivas. Era un orgullo tener el carnet del periódico que habían ayudado a construir los grandes reporteros de Venezuela, y las mejores plumas. La primera orden de Chávez explícita contra El Nacional fue la orden de prohibir a todos los organismos del Estado insertar avisos en las publicaciones de la C.A. Editora El Nacional o utilizar algunos de sus servicios. No solo las empresas publicas no podían publicar publicidad, sino que tampoco podían adquirir ejemplares del periódico. Distraer a los más atentos para proceder al secuestro El asedio y el hostigamiento, funcionaban como las hojas de una tijera, pasó a mayores con el control de cambio que estableció Chávez. Al principio todos creyeron que era algo circunstancial, provisorio. Nadie se preocupó demasiado. Todo el que pedía dólares preferenciales, los recibía. Solo tenía que superar los escollos que imponía el sistema burocrático cubano. Hojas rosadas, carpetas marrones, ganchos azules, etiquetas en la parte izquierda, fotocopia de los recibos de luz, partida de nacimiento digitalizada, etc. Pronto, la clase media se entusiasmó en viajar. ¿Quién no? Mientras te negaban divisas para comprar bienes esenciales, te ofrecían 5.000 dólares para ir a Europa, China o la Patagonia. Ahí se impusieron los raspadores de cupo y todos entraron en estado de hibernación hasta 2007, cuando decidió quitarse el dolor de cabeza que era Radio Caracas Televisión, una televisora de alcance nacional con muy alta penetración en las clases populares. Desde entonces las protestas fueron más fuertes y la represión más salvaje. La demolición de la democracia y el desalojo de las libertades Por una entente con los descendientes de Miguel Ángel Capriles, y después de sacar a Teodoro Petkoff de la dirección del vespertino El Mundo, los medios de comunicación de la Cadena Capriles pasaron a la neutralidad informativa. Mantenían un discreto apoyo, que a veces el director de Últimas Noticias, un diario de histórica penetración popular, Eleazar Díaz Rangel, exageraba y que se consolidó a medida que Chávez estrechaba sus lazos con Fidel Castro. Cerrado Radio Caracas Televisión empezó la degollina en las emisoras de radio. De un zarpazo, 39 emisoras quedaron fuera del aire y sin equipos. Y empezó a apretar las tuercas con los dólares preferenciales para el papel, la tinta y todo lo que se necesita para que funcione un medio de comunicación y que se adquieren con divisas. Un día no hubo más papel, ni planchas ni tinta. Pero El Nacional siguió saliendo. Los socios del Grupo de Diarios América donaron lo indispensable y los accionistas aceptaron que no hubiese dividendos. Se entraba en una etapa difícil. Habiendo perdido el referéndum para reformar la Constitución y declarar socialista a Venezuela, Chávez fue aplicando por ley, por decreto y como le diera la gana las reformas que la ciudadanía no aprobó. Y también cambió la estrategia: en lugar de cerrar los medios los compraban grupos afectos. Así ocurrió con Globovisión, con El Universal y con Últimas Noticias, pero también con numerosos medios de la provincia. Igualmente hubo ofertas para comprar El Nacional, cada día más comprometido con la democracia y la libertad. Tal era su compromiso con la pluralidad que aun cuando el gobierno le apretaba el cerco, El Nacional no solo mantenía periodistas abiertamente chavistas en la nómina, sino que en sus páginas de opinión se expresaban Pedro Carreño y Carlos Lanz, ambos con vara alta en el régimen. El diario cada vez tenía menos páginas, menos secciones, menos cobertura noticiosa y menos circulación. Para resistir había que ahorrar papel y planchas, y se ahorraba en lo más mínimo. El desperdicio se redujo en términos superlativo. Murió Chávez, pero no se acabó la rabia contra El Nacional Muerto Chávez la situación no cambió. Pese a los amagos de Nicolás Maduro y los anuncios de apertura y diálogos en Miraflores, el régimen siguió dando bandazos con la economía, pero sin cejar en su afán de demoler –pulverizar es la palabra del chavismo– todo atisbo de democracia, pluralidad y libertad de pensamiento. El país empezaba a mostrar las ruinas y la producción petrolera y gasífera aceleró la caída que comenzó con la defenestración de 19.700 trabajadores en 2003. Las empresas básicas de Guayana daban lástima y las grandes haciendas ganaderas expropiadas no producían ni para alimentar a sus trabajadores. Las reses desaparecieron en sabrosas barbacoas que celebraban “la revolución pacífica, pero armada”. A medida que los ingresos petroleros disminuían se fortalecieron más los vínculos con los “muchachos” de la guerrilla de las FARC, que se movían más en las bardas del narcotráfico que en una estrategia para la toma del poder en Colombia. Así se empezó a hablar del Cartel de los Soles y sorpresivamente un militar, un sargento, que se desempeñaba en Barinas como enfermero del padre de Hugo Chávez es apresado con un vehículo militar cargado de droga. La noticia que consiguió ABC, publicaron 80 periódicos y por la que castigan a El Nacional En mayo de 2015 el diario ABC de España publicó un reportaje en el cual señalaba que Diosdado Cabello era investigado por la DEA por narcotráfico, fundamentado en presuntas declaraciones de un exjefe de seguridad de Cabello de nombre Leamsy Salazar. El reportaje firmado por Emili J. Blasco, corresponsal en Washington del diario español, fue publicado por El Nacional, TalCual y La Patilla, una página web, con los respectivos créditos a ABC. Es lo que se acostumbra y lo que ocurre en el periodismo cuando un personaje público de gran importancia aparece involucrado en un hecho grave. La noticia fue publicada en otros 80 periódicos, pero Diosdado Cabello solo demandó por difamación a ABC, The Wall Street Journal, El Nacional y La Patilla. Ninguno de los juicios emprendidos fuera del país prosperó, solo siguió su curso el que entabló en Venezuela. Acusaba a los directivos de El Nacional y La Patilla de difamación. El juez dictó medidas cautelares. El juicio nunca comenzó. Transcurrido un tiempo Cabello introdujo una demanda civil. Las leyes venezolanas no permiten una demanda civil si no existe una condena penal. En las idas y venidas del juicio Cabello no aceptó el derecho de réplica ni ninguna de las explicaciones de El Nacional, su objetivo es que en su sede de establezca una universidad. La inflación le vació el bolsillo de la codicia Al principio la demanda era por un monto muy alto en bolívares 1.000 millones, para “resarcir daños morales”. Y aún cuando El Nacional nunca lo mostró como un narcotraficante (la noticia era que “la DEA lo investigaba por narcotraficante”, como The Wall Street Journal lo confirmó), el tribunal le dio la razón y condenó a los accionistas a pagarle la cantidad exigida en la demanda. Pero la economía del país seguía en barreno y la inflación en tres años había convertido aquel fabuloso monto en calderilla. Cabello no se dio por vencido. Acudió al Tribunal Supremo de Justicia para que lo resarciera. Y así lo hizo. No podía ser distinto. Ese tribunal lo configuró Diosdado el día antes de que se le cumpliera su mandato en la Presidencia de la Asamblea Nacional, y le correspondía hacerlo al Parlamento que se instalaba el 3 de enero de 2016. El 15 de abril, el jueves pasado, la Sala de Casación Civil declaró procedente la segunda fase del avocamiento solicitado por el abogado Alejandro Castillo, apoderado judicial de Diosdado Cabello, y ordena el pago de 237.000 petros, esto es, unos 13.366.800 dólares, calculados al momento del pago como indemnización por daño moral. Miguel Henrique Otero, presidente editor del diario y exiliado en Madrid desde 2015, dice que la multa significa, sin más, la expropiación del periódico fundado en 1943. “Un atropello que muestra como funciona la dictadura de Nicolás Maduro, que ha entregado el control del Estado y el territorio de Venezuela a Cuba, a las mafias, a las FARC y a Hezbolá”, anotó. Desde brujería, asedio fiscal y tributario hasta sentencias del TSJ A pesar de su importancia y su influencia, El Nacional ha quedado reducido a su mínima expresión. Las instalaciones y la rotativa están paradas. Se asoma de manera digital. Su asedio no solo ha sido jurídico, también impositivo y de agresiones físicas contra la sede. En sus 78 años ha hecho bien lo que mejor sabe hacer: periodismo. Y la muestra es como los gremios, la sociedad civil, la academia y las universidades lo respaldan. “Me formé leyendo El Nacional”, repiten sus lectores. La sentencia del deshonor la firman Yván Darío Bastardo Flores, presidente de la sala y ponente; Guillermo Blanco Vásquez, vicepresidente; Francisco Ramón Velázquez Estévez, magistrado; Vilma María Fernández González, magistrada; Marisela Valentina Godoy Estaba, magistrada; y Lieska Daniela Fornes Díaz, secretaria temporal. Y reza: «Se trata del desprecio público que se generó en contra de la persona difamada, que lo afectó en su esfera personal y familiar, así como, en frente de su entorno social en general, viéndose sometido al escarnio público sin justificación alguna. Lo que hace que esta Sala de Casación Civil lo califique como un daño moral gravísimo». La DEA ofrece 10 millones por Cabello y 15 millones por Maduro En todos los medios de comunicación se publicó en marzo de 2020 que Estados Unidos sacó el cartel de “Se busca” y ofrecía 15 millones por Nicolás Maduro, acusado por el Departamento de Justicia de “convertir a Venezuela en un narcoestado que auspicia el terrorismo y se unió a las FARC para exportar toneladas de cocaína a suelo estadounidense». Por otros jerarcas del chavismo la recompensa es menor: 10 millones de dólares recibirá la persona o el organismo que facilite su captura. El presidente del Colegio de Periodistas de Venezuela, Tinedo Guía, ante la nueva arremetida contra El Nacional declaró: “La verdad es la víctima favorita de los autócratas, de quienes se pretenden líderes sin serlo, sin legitimidad de origen. En consecuencia, cada periodista que busca la verdad de la noticia se enfrenta a los ataques de los que quieren ocultarla. Ni con demandas ni con sanciones pecuniarias podrán esconder la verdad que es noticia. Porque esta se yergue contra el odio y la maldad. El Nacional es testimonio tangible de la lucha democrática. El Colegio de Periodistas se solidariza con sus trabajadores y propietarios”. No pudieron doblegar la búsqueda de la verdad El Nacionaltambién emitió una respuesta institucional: “No pudieron comprar nuestra empresa utilizando fondos públicos, no pudieron someternos mediante amenazas, atropellos y demandas de toda índole. No pudieron doblegar nuestra línea editorial. Seguimos luchando”. La Sociedad Interamericana de Prensa calificó de expoliación y grave atropello la sentencia que obliga a la C.A. Editora El Nacional a pagarle 13,22 millones de dólares a Diosdado Cabello como “indemnización por daño moral”. “Es otra estocada contra la libertad de prensa en un país sin independencia institucional. El Poder Judicial está sometido al poder político y el gobierno continúa su campaña para acabar con la poca prensa que sigue con vida”, denunció el presidente de la SIP, Jorge Canahuati. Por Ramón Hernández

viernes, 16 de abril de 2021

400 VENEZOLANOS PIDEN A MADURO DEJE PASAR VACUNAS ANTI COVID

Más de 400 venezolanos exigen a gobiernos y organizaciones internacionales presionar al régimen para que entren vacunas anticovid Los firmantes del documento proponen un plan de donación de excedentes de dosis por países más inmunizados Por El Nacional -April 15, 2021 Más de 400 venezolanos exigen a gobiernos y organizaciones internacionales presionar al régimen para que entren vacunas anticovid Foto: AFP Más de 400 venezolanos divulgaron este jueves una carta dirigida a la opinión pública, gobiernos y organizaciones internacionales para exigir que presionen y obliguen al régimen de Nicolás Maduro a dejar entrar las vacunas contra el covid-19 y así frenar el incremento de enfermos y fallecidos por el virus en Venezuela. “Nicolás Maduro no quiere que lleguen vacunas al país”, ratifican los firmantes del documento, por lo que proponen como medida inmediata la donación de vacunas por países que puedan tener un excedente de dosis, en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Cruz Roja Internacional y otros organismos internacionales. Entre los promotores de la iniciativa figuran María Corina Machado, Antonio Ledezma, David Smolansky, Diego Arria, Miguel Henrique Otero, Humberto Calderón Berti, Asdrúbal Aguiar, Carlos Ortega y Enrique Aristeguieta Gramcko, así como Tamara Sujú, Rayma Suprani, George Harris, Milos Alcalay, Andrés Mezgravis, Teresa Albanes, Soledad Bravo y otros miembros de la sociedad civil, quienes también hacen un llamado a los venezolanos, dentro y fuera del país, lo mismo que a las iglesias y demás aliados internacionales, a elevar “las denuncias sobre los nuevos crímenes que está cometiendo el régimen de Nicolás Maduro en este intento selectivo de aniquilación de millones de venezolanos”. Para ello sugieren como destinatarios de esta exigencia a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Corte Penal Internacional (CPI), la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, considerando que en Venezuela ni siquiera existe un plan nacional de vacunación al que todos los ciudadanos tengan acceso sin discriminación. “El mismo régimen que intencionalmente provocó la huida de más de 5,5 millones de venezolanos y la hambruna de 9,3 millones de personas, es el mismo que ahora condena a muerte a los venezolanos que luchan contra el virus”, dice la carta, en la que también denuncian la muerte de más de 470 trabajadores de la salud por covid-19, la cifra más alta de la región. ONU y OEA, acciones efectivas Los firmantes de la carta proponen, asimismo, que se adelanten las gestiones necesarias con los países aliados para convocar una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, bajo la Fórmula Arria, y dar vocería a expertos y personalidades venezolanas que denuncien la situación del país, así como impulsar acciones enmarcadas en la Responsabilidad de Proteger (R2P), considerando la reciente propuesta de Bélgica, Botsuana, Costa Rica, Croacia, República Checa, Dinamarca, Guatemala, Luxemburgo, Marruecos, Catar, Corea del Sur, Rumania y Ruanda. Finalmente exigen que se convoque de inmediato una sesión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para presentar las evidencias que demuestren la negligencia de Maduro y su régimen en el manejo de la pandemia y el ingreso de las vacunas.

viernes, 9 de abril de 2021

La guerra civil imaginaria del general Padrino López

Por El Nacional -April 9, 2021 Foto Prensa Miraflores En otra de sus disparatadas alocuciones, el general Vladimir Padrino López ha anunciado que los enfrentamientos armados en el occidente de Venezuela son producto de una “estrategia imperial”, dirigida a suscitar una guerra civil en nuestro país. No dudamos en calificar semejante elucubración como una extravagancia más del régimen, y de su portavoz en este caso, cuyo propósito como de costumbre es confundir y desviar la atención, atribuyendo a otros los males que su incompetencia, sus cuestionables alianzas y su voluntad despótica causan a los venezolanos. Para comenzar habría que recordarle al general Padrino López que, de cierta manera, Venezuela ha estado padeciendo una guerra desde hace años. No es cuestión meramente metafórica, aunque la guerra de la que hablamos no alcanza la definición de guerra civil. Se trata de la guerra desatada por el régimen contra la población, cuyos efectos ya han producido decenas de miles de muertos. No son más numerosas las víctimas debido a la masiva emigración de amplios sectores sociales, que incluyen a muchos entre los más pobres y vulnerables de nuestra sociedad. La represión sistemática desatada por el régimen, la violencia descarnada de las fuerzas de seguridad, y los resultados desastrosos de la incompetencia en todos los órdenes, constituyen una verdadera guerra contra un pueblo desarmado, desatendido y casi inerte. Es necesario aclararle al general Padrino López qué es una guerra civil de verdad, situación que no existe en nuestro país. Una guerra civil requiere ante todo de dos bandos armados, con ideologías básicamente irreconciliables, dispuestos a someter por completo al adversario y de ser ineludible liquidarlo. Otro rasgo común de las guerras civiles consiste en cierta equivalencia numérica, o en todo caso en poder de combate, de los bandos en pugna, así como también de la presencia de aliados foráneos, preparados a brindar un respaldo decidido en el terreno de la lucha militar. En Venezuela solo están armados el régimen, los militares que le apoyan y los grupos especiales encargados de hacer el trabajo sucio de la persistente represión. La mayoría aplastante de los venezolanos deseamos el fin del régimen, pero muy pocos vislumbramos el desenlace como efecto de una guerra civil, como lo fue la de España (1936-1939), por ejemplo. La dimensión ideológica no es prioritaria en el panorama venezolano, pues de nuevo una inmensa mayoría desea un país libre y democrático, sin tutelas extranjeras como la cubana y sin la amenaza totalitaria del atolondrado guevarismo, inserto en el más íntimo código genético del funesto socialismo del siglo XXI. Los hechos que vienen ocurriendo en Apure están estrechamente enlazados con la política complaciente del régimen, hacia sectores de la guerrilla marxista colombiana, así como con las redes de narcotraficantes que paso a paso han ido extendiendo y fortaleciendo su control sobre territorio venezolano. Hace falta demasiado atrevimiento para soslayar la patente simpatía del régimen hacia los subversivos colombianos, una solidaridad que se vincula a los propósitos desestabilizadores de la izquierda radical latinoamericana, cuyos tentáculos llegan hasta el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, y tienen su centro neurálgico en La Habana. No hay equivalencia alguna, ni numérica ni de otros tipos, entre un régimen opresivo y carente de escrúpulos y una población desamparada e impotente, sujeta a un implacable proceso de subordinación psicológica y material a través de la propaganda, de la patraña y del control de los instrumentos esenciales para la supervivencia. Y a pesar de las constantes denuncias del régimen acerca de siniestros planes imperialistas contra nuestro país, nada de lo que puedan comprobar indica la más mínima intención de generar una guerra civil en Venezuela. De modo que lo único sensato, en vista de las inflamables arengas del general Padrino López, es procurar que su calenturienta imaginación se enfríe un poco, mediante razonamientos serenos que ojalá hagan alguna mella. Dudamos, no obstante, que los argumentos y los hechos logren algo, pues el régimen se mueve en el plano de la mentira persistente y el reiterado engaño. Así han decidido vivir y ello no parece tener remedio.

martes, 6 de abril de 2021

EL CAPITALISMO TIENE MÁS VIDAS QUE UN GATO

Por El Nacional - April 6, 2021
Marx y Engels se equivocaron acerca de muchos temas, pero hubo un asunto muy importante sobre el que apuntaron bien y atinaron: la fuerza avasallante del capitalismo como modo de producción. De hecho, tal vez las mejores páginas de la vasta obra de estos titanes del pensamiento, tan errados como influyentes, se encuentran en el Manifiesto Comunista, cuando analizan la extraordinaria capacidad del capitalismo para extenderse por todo el planeta, transformando de raíz sociedades enteras, uniendo continentes y proyectándose hacia un porvenir de inusitadas convulsiones. Como sabemos, Marx y Engels creyeron que este proceso conduciría, prácticamente a la vuelta de la esquina, a un choque frontal entre los dueños del capital y las masas empobrecidas del proletariado, que “no tendría más que perder sino sus cadenas”, impulsando por ello la revolución, el cambio hacia el socialismo y la marcha final hacia el destino comunista de la humanidad. Las cosas ocurrieron de otro modo, pero ello no menoscaba intuiciones marxistas que su propio autor, en ocasiones, procuró ocultarse a sí mismo: el capitalismo tiene más vidas que un gato, combinando en sus entrañas la codicia, la innovación y ese factor revolucionario que más tarde Joseph Schumpeter denominó “destrucción creativa”, es decir, la capacidad del capitalismo para arrasar lo existente y a la vez construir nuevas posibilidades. Nuestro planteamiento en estas breves notas es el siguiente: la Tierra entera está ingresando a una nueva etapa del capitalismo. Eso parece bastante obvio y ríos de tinta se vierten a diario para desentrañar sus peculiaridades. Sin embargo, tal vez no se ha resaltado con la debida intensidad un rasgo clave de esta nueva versión de las siete vidas del gato. Nos referimos a que con su nueva vestimenta el capitalismo está logrando, sin que se trate de una conspiración o del producto de la deliberación de algunos, sumar a los enemigos de antaño, la izquierda internacional, a su defensa. Tal resultado se debe a que las luchas de los actuales justicieros sociales no se fundamentan en lo esencial, como acontecía en el pasado, es decir, en la confrontación contra las estructuras materiales del modo de producción capitalista, sino que tienen lugar en un ámbito ideológicamente gelatinoso, que para sintetizar llamaremos el “progresismo cultural” o la ideología “progre” o “woke”, que ahora mismo hace furor en Estados Unidos y se extiende como una pandemia intelectual en Europa. Las luchas sociales se han transformado en reivindicación de identidades sexuales, de género, raciales, que se desarrollan en espacios cerrados y colocan en lugar prioritario la subjetividad de cada individuo, distanciándose de los movimientos colectivos que antes se traducían en partidos políticos y enfrentamientos de masas. Lo que pasa es que este individuo que ahora se yergue como el Alfa y el Omega de la historia, el eje irrefutable de la verdad absoluta, es en verdad una mosca volando en un espacio sin oxígeno, que transmuta sus esfuerzos en un gesto impactante pero fútil, dejando intactos todos los pilares del dominio del capital. Se acrecienta el peso de las corporaciones, aumentan los monopolios, la riqueza se concentra más y más en pocas manos, las tecnologías comunicacionales potencian un pensamiento difuso y alientan a la gente, átomos que no se coordinan, a desatar sus furias en función de satisfacciones que, sin ser menospreciables en sí mismas, no son políticas propiamente dichas. Son un teatro relevante pero carente de pegada con relación al capitalismo como tal. Entretanto, los grandes medios de comunicación occidentales, contaminados hasta los tuétanos por la gelatinosa ideología “progre” de estos tiempos, actúan como militantes de una causa, arrojando por la borda cualquier sentido de imparcialidad u objetividad en la transmisión y comentario de noticias, y sirviendo sin pudor alguno los intereses de las corporaciones y del gran capital financiero, en estrecha sociedad con los centros vitales de las nuevas tecnologías. A todo ello se ha sumado el covid-19 y sus profundas consecuencias sociales, una pandemia que junto con la robótica, la Inteligencia Artificial, y los instrumentos individualizados de la época informática, como los teléfonos inteligentes, acrecienta la separación de las personas, acentúa la destrucción del empleo y elimina gradualmente la cercanía física, encerrándonos en nuestras casas, cada individuo una subjetividad impotente. Lo clave, creemos, es observar la dura resistencia del capitalismo como modo de producción, que una vez más arrasa con su fuerza aplastante las estructuras socioeconómicas tradicionales, pero esta vez añadiendo a su vitalidad las energías de los que, en otro tiempo, habrían sido sus adversarios declarados. Tales enemigos son hoy lo que Mao Tse-tung, el líder comunista chino, llamó meros “tigres de papel”.