jueves, 31 de diciembre de 2015

/2016 BISIESTO Isaías Márquez Díaz


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 Sabemos que año bisiesto  es  aquel que tiene un día más que el año común, añadido al mes de febrero y se repite cada cuatro años, a excepción del último de cada siglo cuyo número de centenas no sea múltiplo de cuatro. Se diferencia   en que consta de 366 días, así como del año comercial que consta de 360 días, empleado en contabilidad y matemáticas financieras a fin de simplificar los cálculos entre fechas, pues cada mes es de 30 días, indistintamente. Su origen se remonta hacia  Egipto antiguo, cuando se confecciona el primer calendario basado en las fases lunares y tiene solo diez meses: marzo el 1º y diciembre el último. Los romanos adoptan este calendario pero le añaden enero y febrero. Como el mes lunar es de unos 29 días y medio y los meses 29 y 30 días, sucesivamente, da un año de 354 días, unos 11 días menos de la duración real. Deficiencia que origina confusiones en Roma, pues la fiesta de primavera caía durante el invierno. Entonces, Julio César consulta con los astrónomos egipcios y reforma dicho calendario el año 46 AC. Se conoce como “Reforma Juliana”. Establece que los meses tengan 30 y 31 días, alternativamente, a excepción de febrero que debía tener 28 días y cada cuatro años un día más. O sea, 29 (año bisiesto). Pero, este calendario juliano totaliza años de 365,25 días y, como el año verdadero es de 364,24 días, entonces el año juliano se excede en una centésima/día, equivalente a unos 11 minutos y 14 segundos más largo que el real, diferencia similar a unos tres días en 400 años, lo cual crea otro problema con el transcurso del tiempo. Entonces, en 1852  el papa Gregorio XIII hace otra reforma, pues el equinoccio de primavera que debía ser el 21/3, ocurre 11 días antes, razón ésta por la cual dispone suprimirlos a ese año e implica que los años centenarios no divisibles por 400, no fuesen bisiestos. Así, no han sido bisiestos los años 1700, 1800 y 1900. Pero sí lo ha sido el 2000 y sí lo serán el 2020, 2400 y el 2800.
Por tanto, no se justifica el sentido premonitorio que, absurdamente, se da al bisiesto, cuya coincidencia fatídica es aleatoria, no sujeta a designios, ni a pasajes bíblicos tergiversados, tal y como ocurre  a fines del Medioevo y hasta hoy día.
¡Bienvenido 2016 bisiesto!

lunes, 28 de diciembre de 2015

DÍA DE LOS INOCENTES / Riolama Fernández





Hoy es 28 de Diciembre de 2015, fecha en que  se conmemora la muerte de niños pequeños ordenada por Herodes, Rey de Judea con el ánimo de acabar con el anunciado Mesías  recién nacido en un establo de Belén, cumpliéndose asi lo dicho por el profeta Jeremias(31:15)  «Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.»
Sea propicia la ocasión para que no olvidemos a los miles de niños que en Venezuela  están sometidos a trabajos pesados y abusivos, en algunas regiones del mundo  son parte de la soldadesca levantada en armas de uno y otro bando y aquellos que sobreviven estan a la espera de que los estados e instituciones humanitarias  lleguen a ellos con soluciones básicas para acceder, al menos, a los Derechos Humanos. En nuestro país, lo que una vez fue una promesa, “acabaré con los niños de la calle”  se diluyó en el abismo de la perorata mas extensa de nuestra historia republicana.
Tampoco olvidemos a los niños y niñas discapacitados, y menos aun a quienes nacen signados por deficiencias motoras o de entendimiento . Para todos ellos nuestro afecto y nuestro cariño.
Y como no, recordemos y ayudemos a todas las instituciones y organizaciones,  que pasan los meses del año atendiendo a la infancia y sanando enfermos. Son titanes del amor, verdaderos héroes y heroínas que han hecho de los niños y niñas su razón de existir y no escatiman esfuerzos por hacerlos sonreír y cultivar la esperanza aún en sus terribles condiciones.
Cada diciembre, tal día como hoy  28  para ser más precisos, los venezolanos practicamos bromas a familiares, amigos, compañeros de estudios o trabajo. Así convertimos en una celebración lo que debe ser una conmemoración.
Los chalequeos abundan. Con ello hacemos algo muy particular: nos declaramos inocentes ante una broma engañosa.
Ahora bien, la ingenuidad ha ido languideciendo y hemos dejado de ser inocentes. Dicen que un fenómeno semejante ha ocurrido en los países que han enfrentado grandes conflictos, como guerras. Y que una de las consecuencias de los gobiernos autocráticos y abusivos es convertir a la gente del común en personas agresivas, en defensa propia.
Se ha convertido en Venezuela un  lugar común el echar las culpas a la oposición política , a los periodistas, los estudiantes y a los empresarios, para  liberar al gobierno y a los poderes públicos de responsabilidad y,  seguir, lavándose las manos cual Poncio Pilatos.

En nuestro país ya no somos inocentes, llegamos al día de los inocentes de 2015 sin una pizca de inocencia. El 6 de Diciembre lo demostramos en las urnas electorales. En este proceso profundamente destructivo y alienante es claro que algunos son más culpables que otros, pero inocentes …¡no hay!!! El Presidente de la Republica sigue siendo Nicolás Maduro, el Gobernador del Estado Bolívar sigue siendo Francisco Rangel Gómez y el Alcalde Sergio Hernández. El país destruido nos tiene que doler a todos, y los responsables no pueden eludir su responsabilidad.

¡Inocentes!!!....no hay

domingo, 13 de diciembre de 2015

ENTRE LO CIERTO Y LO VERDADERO / Óscar Tenreiro

Es difícil describir mi estado de ánimo después de lo que ocurrió el domingo pasado. Más allá de la alegría porque pudimos vencer el peso de la mentira y la manipulación, estoy, como muchos, expectante. Apenas conocidos los resultados cambiaron mis puntos de vista sobre la marcha general de las cosas en el medio venezolano y experimento así una de las consecuencias más sorprendentes del voto democrático. En otras oportunidades, desde que en nuestro país recuperamos el hilo democrático hace cincuenta y más años y he tenido derecho al voto, tuve esa misma sensación. Por eso nunca dudé, y en eso acompañé a nuestra dirigencia más lúcida, de que la voluntad general, expresada de modo terminante en elecciones que por más manipuladas y entorpecidas por la propaganda y los subterfugios desde el poder, aún estaban a nuestro alcance; nunca dudé, repito, que eran la herramienta para comenzar a desmontar el aparato de represión y avasallaje que se había montado en Venezuela. Pero hube de luchar mucho en mi limitado medio social, así como tuvieron que hacerlo quienes actúan en política, con el escepticismo y sobre todo con esa tendencia humana, demasiado humana, de enturbiar la atmósfera con temores, intuiciones y profecías sobre los tortuosos caminos que sigue la mentira y la hipocresía.
Y ahora, en virtud de ese cambio que en cierto modo es súbito porque borra de un golpe la duda sobre si en verdad ocurriría; con el paso de la adversidad al triunfo, de la desesperanza al optimismo, los ánimos se transforman. El débil pasa repentinamente a sentirse fuerte y de inmediato aparecen las tentaciones de siempre. Tal como en una de las novelas de Dostoievsky, o siendo menos elevado, en el popular cuento de la crema para cambiarse el color de la piel de negra a blanca, al sentir unos cuantos de los diputados electos que tenían poder comienzan a actuar con la arrogancia que estaba adormecida y a hablar demasiado, pensando que habían dejado de ser pobres como por milagro (Dostoievsky), o que la crema era muy efectiva y se podía ser blanco con facilidad.
Las opiniones divergentes se enseñan con menos pudor y cada quien, abierta o privadamente, comienza a luchar por destacarse de los demás. Y se presentan entonces, se seguirán presentando, diferencias de opinión, matices, enfrentamientos abiertos o no, distancias y concurrencias, protagonizadas por quienes nos gustan más o nos gustan menos, e incluso, ya ha ocurrido, por quienes fueron protagonistas de la erosión de la democracia que precipitó la dictadura de diecisiete años y aún se niegan a dejar paso a otros menos marcados. Tienen derecho a hablar aunque lo hagan fuera de tiempo, así es la democracia.
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La respuesta de la camarilla que rige la dictadura que ya comenzó a dejarnos, ha sido a la medida de su baja estatura moral. Y sobretodo, en ello es necesario reflexionar y detenerse, ha dejado patente otro de los crímenes de esta experiencia política: la destrucción de la dignidad institucional.
El Presidente de la República hace cadena nacional de medios para compartir su ira por la derrota ante el país, acompañado de los llamados colectivos, grupos de asalariados del Poder, agavillados paramilitares violentos, como lo demostraron persiguiendo por las manzanas más centrales de la ciudad, hace un par de días, a dos ex-ministros que fueron cercanos al Ausente acusándolos de traidores porque a raíz de la derrota manifestaban en una rueda de prensa sus críticas a la dirigencia del Régimen.
En ninguna de las verdaderas revoluciones de la historia se podía haber visto un espectáculo como este. Sin ningún pudor se quieren convertir en modelos de perseverancia y meritorios defensores de lo justo a gentes que durante años amedrentan, agreden, perdonan vidas, adornándose con la excusa de que hacen un trabajo social que no es sino migajas de la mesa de sus privilegios. Y se exhiben tal como los capos del narcotráfico, como los padrinos de siempre lo han hecho para ocultar sus fechorías.
Este inadmisible espectáculo promovido por la Presidencia de la República no es más (lo esperamos) que una estridente manifestación de impotencia, pero resulta agresivo, insólito y demostrativo del bajísimo nivel al que han llegado las cosas de la revolución en nuestro país. La más alta investidura del Estado se exhibe en todos los medios con criminales ilegalmente armados, gentes que están por encima de la ley y que tienen décadas actuando por su cuenta sólo por haberse ungido a sí mismos como fieles seguidores del comandante eterno.
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Y todavía habrá quienes en su ansiedad por imponernos su visión del mundo y su ausencia de escrúpulos, se sientan capaces de justificar esta perversión. Subrayada con la realización de un acto hoy, mientras escribo, de saludo navideño del Régimen, también en cadena nacional, plagado de coreografía militar, con intercambio de frases altisonantes entre generales y comandante en jefe alusivas a la fidelidad al supuesto legado del fallecido. Con desconsideradamente estruendosos pasajes rasantes sobre la ciudad de aviones de combate. Todo configurando lo que bien puede ser un símbolo de la decadencia moral a la que ha llegado quienes manejan el Poder venezolano, que confunde la Navidad con su mensaje de paz, sosiego y sobre todo convivencia en la buena voluntad, con su orgullo militar prepotente e hipócrita.
A eso se ha dedicado la dirigencia revolucionaria durante casi dos décadas, a hacer gala de su manejo de los recursos de Poder, del dominio de una violencia potencial basada en figuras militares y decoración guerrera, desacreditada en todo el mundo civilizado.
Pero por lo visto, para esa dirigencia que se ha hecho a sí misma a base de vanidad enraizada en la repetición casi despiadada de su capacidad de usar la fuerza, la civilización es el subproducto del sojuzgamiento. Se hermana así con la análoga ansiedad por inspirar temor que ha sido el estandarte del terrorismo que hoy amenaza al mundo. Por más que pudieran ofenderse por que se les compare con esos lejanos representantes de la barbarie, los que aquí se empeñan a demostrar que tienen las armas a su disposición, y pofr ello tienen derecho a olvidar toda noción de dignidad institucional, utilizan exactamente los mismos recursos.
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Y esa ha sido la principal actividad de la dirigencia revolucionaria durante década y media: exhibir poder, vanagloriarse de que las mayorías están de su parte autorizándole a aplastar al otro. Ese es el ingrediente clave del pensamiento del Ausente. Es decir, de su no-pensamiento, porque todo lo demás es la repetición de los lugarse comunes del izquierdismo, ejercicio que le ocupó tanto tiempo, que tomó de él y de sus cómplices tanta energía que hoy, diecisiete años después, ninguno de los problemas sociales más acuciantes del pueblo venezolano ha sido solucionado. Montaron estructuras que tal vez puedan utilizarse con esa intención una vez liberadas de su condición excluyente, pero lo demás fue pura y simple distribución de dádivas proporcionadas por el alto valor del petróleo.
El núcleo del no-pensamiento del Ausente fue hacer política por encima de todo, en hacer gala del dominio de todos los recursos de la sociedad, diariamente casi, en interminables peroratas que no hacían sino repetir las mismas cosas hasta el punto de que sus millones de palabras pronunciadas en vida podrían reducirse a dos o tres páginas a doble espacio mientras que sus recorridos por todas partes tanto dentro de nuestro territorio como fuera de él para intentar sostener el castillo de naipes de su revolución se miden por miles de kilómetros y su costo por centenares de millones de dólares que hoy hacen falta para mitigar los estragos de la pobreza y escasez (¡la de medicinas, la peor! ) en nuestro pueblo.
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Por eso resulta risible lo que supimos hace poco acerca de un conspicuo cómplice en las alturas de este Poder que comienza a derrumbarse, que se ha dedicado a preparar un libro sobre el pensamiento del comandante eterno. Es tan ridículo el propósito, tan cargado de inconsciente capacidad de adulación, que asombra. A ese personaje lo podríamos ayudar si no fuese tan aburrido, redactándole las tres páginas a doble espacio mientra él se dedica a la biografía del niño de Barinas porque es cierto que toda biografía, y sobre todo de una persona que ha tenido un papel tan destacado, si está narrada con calidad literaria, puede tener interés. Y pudiera ser que este bien intencionado seguidor del líder supremo, tenga, como se dice, buena pluma.
Entretanto cerremos la ventana de observación ansiosa a lo que va ocurriendo en el mundo político y tengamos la serenidad y la confianza en lo más lúcido de la dirigencia que desde la Asamblea Nacional comenzará a darle soporte a la reconstrucción de nuestro país, para retornar en lo posible a lo más íntimo, a las cosas que queremos hacer y para las cuales sumamos diariamente fuerza y reflexión.
En lo personal nunca he sido seguidor de chismes, dimes y diretes, así que procuraré oírlos, porque siempre llegan desde todas partes y abundan en estos días, prestándoles poca atención. E intentaré dar ese giro que anuncié la semana pasada y que se me está haciendo esquivo, difícil.
La arquitectura tomará su puesto y las cosas que están a mi alcance junto con ella.
He dado gracias por lo ocurrido, como mucha gente.
Y seguiré aquí.

jueves, 10 de diciembre de 2015

IZQUIERDISMO-TRANSICIÓN


Oscar Tenreiro
I
El estado de cosas político de la Venezuela actual, el cual aspiramos comenzar a superar este 6 de Diciembre, surgió de una aspiración revolucionaria identificada con la izquierda política, pero su principal soporte práctico se lo ha dado el izquierdismo. Y uso el sufijo para diferenciar a la izquierda política con todo lo que ella busca y tan bien analizó Norberto Bobbio, de la idea de pertenecer a ella, de construir una identidad con ella, de hacerse miembro, tomándola como estandarte, de una especie de secta que funciona como escudo que defiende de toda objeción moral. El izquierdismo vivido de ese modo y sobre todo el izquierdismo revolucionario es como una enfermedad del entendimiento que suspende la necesidad de pensar y ver la realidad. Y alimenta graves deformaciones.
Una de ellas es que alienta el ejercicio dictatorial del Poder del mismo modo como el derechismo lo alimenta con argumentos aparentemente contrarios. Y de ello tenemos una prueba dramática en la experiencia venezolana. Porque el Régimen chavista ha sido, óigase bien, tan cruel y abusivo, tan desdeñoso de los derechos democráticos, tan agresivo contra quienes se le oponen, tan corrupto, tan arrogante, tan extremo en su desprecio por toda forma civilizada de actuar en el ámbito público, como lo han sido las peores dictaduras de derechas del mundo en general. Y ni siquiera en las que ha sufrido América Latina se ha llegado a los niveles de abuso que hemos sufrido los venezolanos.
Tal vez la única diferencia a favor de lo de aquí estaría en que su policía represiva no ha promovido directamente el asesinato y el secuestro físico de opositores políticos, ante lo cual es imprescindible hacer notar que ha promovido el secuestro psicológico mediante presiones de todo tipo, que tiene decenas de presos políticos entre los cuales uno, Leopoldo López, ha sido vejado hasta niveles extremos y finalmente que la promoción de la impunidad gracias a la inacción frente al crimen común, asociada a la destrucción del Poder Judicial y a la creación de mafias dentro del mismo aparato del Estado asociadas a colectivos paramilitares, ha favorecido, promovido y estimulado el crimen hasta cotas que han hecho de las ciudades territorios dominados por el miedo. Y el miedo ha sido su principal arma.
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Desde muy poco tiempo después de la instauración del Régimen en 1999 era posible pues decir que los venezolanos padecíamos una dictadura. El que se celebraran elecciones y se permitiera la expresión del pensamiento parecía sin embargo mantener una imagen democrática hasta que se hizo evidente un proceso de silenciamiento y acoso a los medios que ha terminado en una hegemonía comunicacional característicamente dictatorial.
Y las campañas electorales han sido prácticamente confiscadas desde el Poder, continuando durante ellas el encadenamiento nacional de los medios (casi diario en tiempos normales), practicándose descaradamente el cohecho (se han regalado electrodomésticos por el país entero cuando el dinero era abundante), una de cuyas formas, las presiones sobre los empleados públicos, es desvergonzada. Ayer mismo hubo una de esas cadenas con los mismos ataques vociferantes a la oposición.
Y ante todo esto, manifiestamente dictatorial, el mundo izquierdista latinoamericano ha guardado silencio: el Régimen venezolano pertenece a su misma secta. Pinochet era dictador pero el de aquí es Presidente. ¿No debería este silencio cómplice, esta tolerancia, hacer reflexionar? ¿No debería ser la experiencia venezolana un punto de partida para denunciar al izquierdismo con la misma fuerza con la cual se han denunciado los abusos de las derechas extremas?
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El haber sufrido el silencio cómplice de tanta gente que se jacta de promover el perfeccionamiento de los mecanismos democráticos nos convierte a los venezolanos en protagonistas de una experiencia que tendrá que ser un fundamento importante para la modernización del debate político latinoamericano al promover la superación de los prejuicios derivados del culto al izquierdismo. Debería contribuir a evitar los falsos dilemas entre quienes, siendo diferentes (derechas e izquierdas siguen siendo posiciones típicas del mundo político), coinciden sin embargo en la necesidad de sostener los valores democráticos. Porque eso es lo que más importa en sociedades como la nuestra y en toda América Latina especialmente, que la democracia se preserve, que se superen las tentaciones del Poder sin restricciones, pero a la vez que se dejen fuera las oposiciones falsas, que terminan erosionando el juego democrático hasta desacreditarlo y dejar, como ocurrió aquí, el terreno preparado para un proceso político alimentado por los desencuentros, que atizó irresponsablemente contradicciones y creo otras nuevas en su provecho, con el resultado actual de ruina y disgregación generalizada. Y eso pese a los millones generosos del petróleo, que fueron administrados poniendo en primer término los prejuicios y lugares comunes del izquierdismo revolucionario.
Prejuicios asociados al culto a la personalidad de un hombre funesto, inescrupuloso, radicalmente inmoral, que aún sigue siendo idolatrado gracias a esos mismos prejuicios. Y a la capacidad de seducción que le fue propia, siempre preámbulo, cuando se divorcia de los principios éticos unjversales, de las peores cosas. Y por ello mismo, por la fuerza de esa seducción, análoga a la de algunas figuras de la historia que no fueron capaces de entender los límites de lo permitido seguirá siendo venerado por quienes padecen de izquierdismo. O de ingenuidad.
Y una pregunta para cerrar esta parte: ¿Hasta cuando ese perverso experimento de adormecimiento de todo un pueblo, ese patético ejemplo de un totalitarismo tropical producto del atraso y la ignorancia combinado con la implacable rigidez revolucionaria manipulada por un puñado de líderes de la mentira que es la Revolución Cubana, va a seguir siendo objeto de la pleitesía del izquierdismo y el oportunismo político latinoamericano? Ha sido desde allí de donde ha venido el principal combustible, ideológico, táctico y material, de lo que hemos sufrido aquí. Conocemos su largo y oscuro brazo.
II
En estos días, mientras leía las observaciones de un joven colega (que vive fuera) respecto a lo que escribí sobre Cultura y Arquitectura, me daba cuenta de cuan necesario es en nuestro medio y lo escaso que ha sido hasta ahora para la marcha de las cosas de la arquitectura, el intercambio de ideas. Llamaba mi atención hacia la necesidad de conocer y valorar adecuadamente lo que ocurrió aquí en el ámbito privado, paralelamente al empobrecimiento populista de la arquitectura de las instituciones en el ámbito público que fue el tema de mis escritos.
Y eso me hizo pensar que la transición política que se abrirá ante nosotros mañana, tal vez podría acompañar una transición que podría llamarse cultural en la que estuviese incluido un debate sobre arquitectura que tratase de saltar por encima de los prejuicios ideológicos que han silenciado y menospreciado lo ocurrido en el ámbito privado y oscurecido injustamente los logros (tal vez escasos pero sin duda de importancia) de un grupo valioso de arquitectos cuya obra tiene vocación patrimonial y cuyos nombres han sido deliberadamente ignorados por las pocas voces críticas que han dominado nuestra escena, ensimismadas por décadas ya, en los lugares comunes de la ideología de raíz marxista. Y en esa misma línea de pensamiento tengo la esperanza, como lo he dicho siempre al comentar mi esfuerzo de comunicación, de estimular desde mis argumentos ese aporte crítico: que haya más gente dispuesta a pensar, a reflexionar sobre lo que nos ha ocurrido y lo que puede esperarnos, con la idea de sacar en claro razones para cambiar.
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Pero a la vez que pensaba esas cosas, veía igualmente claros los límites del discurso que aquí he adelantado. Porque es importante que insista, lo he hecho en otros momentos, en que no me considero ni crítico de arquitectura ni historiador, sino, más simplemente, una persona que desea comunicar públicamente lo que le interesa haciendo énfasis en lo específico de la mirada del arquitecto. Y reconociendo que en muchos sentidos he ejercido como crítico, no lo he hecho con el deseo de darle un cariz académico a los argumentos sino para expresar con mínimo rigor un punto de vista. No de observador de la arquitectura, sino de arquitecto en ejercicio que ve a su alrededor con atención. A mi edad soy consciente de que veo todo lo que acontece desde un punto de vista, que como decía Ortega, es específico, es singular, es si se quiere personal, y en realidad está marcado, sesgado podría decirse, por el afán de construir arquitectura. A lo cual no he renunciado.
Así que las reflexiones expresadas aquí son sobre todo inquietudes que me han movido directamente, expuestas para alentar la participación de otros. Exigen acotaciones y precisiones análogas a las que me hacía el colega.
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Y a la vez que reconozco límites surge entre los motivos para escribir que he tenido hasta ahora uno que ha venido haciéndose cada vez más fuerte, el de dar testimonio de lo vivido de un modo libre no necesariamente asociado a un tema sino teniendo como hilo conductor el deseo de hablar en voz alta de lo vivido. Me enfrento en lo personal, también, a una transición.
Este ejercicio de escritura ha estado con bastante frecuencia acompañado de crónicas de carácter muy personal, de relatos sobre vivencias hasta cierto punto íntimas. Y ello ha sido así porque me he esforzado en no separar el mundo de la reflexión más amplia de aquel de la persona que lleva una existencia similar a la de cualquiera y que ha vivido momentos, ha pasado por experiencias diarias, que guardan (eso es lo que me he empeñado en transmitir) clara relación con lo que pudiéramos llamar la formación de ideas sobre temas, cosas y acontecimientos. En una palabra, he hablado muchas veces desde lo anecdótico, término que no uso porque para muchos es derogatorio, para ir hacia lo más general.
Por ese camino seguiré distanciándome tal vez, todavía no lo sé, de lo general. Seguramente hablaré demasiado de cosas que poca relación directa tienen con la arquitectura pero que buscaré expresar del modo más transparente posible. Me apoyaré mucho en mis vivencias.
Al hacerlo así corro el riesgo de alejar de este espacio a quienes se acercaron a él en otro momento buscando asuntos más generales con la arquitectura como punto de partida. Porque aunque la arquitectura siempre estará de algún modo presente discurriré sin tenerla en primer plano. Estará al acecho.
Ya veremos el resultado.

(Hacer los comentarios a través de la dirección otenreiroblog@gmail.com)
oscartenreirodegwitz | diciembre 5, 2015 en 5:27 pm | URL: http://wp.me/pZgUU-N1