viernes, 15 de enero de 2016

LOS QUEMONES / Riolama Fernández

 



Riolama Fernandez, Biol. M. Sc

Investigadores de la  vegetación de la Gran Sabana en Venezuela han encontrado que la cobertura vegetal de la región corresponde a un mosaico complejo constituido  por fases transicionales de cambios de vegetación, con presencia de grandes superficies de sabana, helechos, arbustales secundarios o matorrales y bosques secundarios con restos de grandes árboles en pie, indicando que existe una reducción de la superficie boscosa y expansión de la sabana, debido  fundamentalmente a la frecuencia de incendios, causantes de la fragilidad latente en la vegetación y su baja capacidad de recuperación,.

Lo que hoy conocemos como la Gran Sabana, es el resultado de la devastación de la selva y la vegetación alta por prácticas agrícolas ancestrales de las comunidades indígenas que hacen de la quema un uso frecuente y continuo, eliminando la selva para dar paso a vegetación secundaria o herbácea asentándose el predominio de la sabana.

La quema es una práctica ancestral que todavía se usa en la agricultura rural y hasta urbana, y forma parte de esos aspectos culturales devastadores que por ser usuales y cotidianos no se consideran una amenaza ni se les ve lo perjudicial, al extremo que todos nos fascinamos con la belleza de nuestra extensa y Gran Sabana, obviando que es el resultado de un irreversible impacto ambiental a nuestra selva tropical, que ha sido devastada en toda esa extensa superficie.

Esas prácticas heredadas de nuestros ancestros pemones o quemones, las seguimos aplicando no solamente como método agrícola rural, donde se quema la vegetación alta para disponer de tierras limpias donde sembrar, sino que se trasladan a los usos cotidianos urbanos donde no se espera que el aseo recoja la basura sino se le prende candela para ahuyentar las moscas, mosquitos y demás alimañas.

El crecimiento de la población aumenta las necesidades económicas y sociales y el correspondiente incremento del consumo y afectación de los recursos naturales, que a su vez genera más residuos y basura, emisiones  atmosféricas, deforestación y demanda de agua. En Venezuela, es un derecho constitucional vivir en un ambiente libre de contaminación y es un deber proteger el medio ambiente. Los derechos y deberes ambientales están consagrados en los artículos 127 al 129 de la Constitución de la República. Las autoridades deben garantizar un ambiente libre de contaminación y a su vez los ciudadanos tenemos el deber de proteger el medio donde vivimos.

El aire de Ciudad Bolívar se ha vuelto irrespirable en los últimos meses, consecuencia de las quemas en áreas urbanas, así como por el tránsito de vehículos sin mantenimiento que emiten humo, estos graves hechos públicos y notorios afectan la salud de la colectividad, son de orden público y deben ser atendidos de manera inmediata por la Autoridad Ambiental y demás entes con competencia en la materia como es la Alcaldía de Heres.
El Decreto Nº 638 establece los límites de calidad de aire que son de obligatorio cumplimiento. El citado Decreto establece que “las actividades que emitan polvo, humo, u olores, provocando molestias persistentes en la comunidad, serán considerados problemas de orden público y dirimidos por las autoridades locales competentes”.


Las quemas dentro áreas urbanas se producen por la falta de una recolección eficaz y eficiente de la basura, la cual debe hacerse cada 24 horas según la Ley de la Basura y el Decreto Nº 2216 “Normas para el Manejo de los Desechos sólidos de origen doméstico, comercial, industrial o de cualquier otra naturaleza que no sean peligrosos”.

Según las leyes, la recolección de residuos y desechos sólidos debe ser una operación continua, conforme un proyecto de rutas establecidas en el plan municipal, que contendrá frecuencia, horarios y patrones de ejecución, que deben ser del conocimiento de la comunidad y los mismos no pueden ser alterados sin informar.

Por otra parte, Ciudad Bolívar ha sido devastada en cuanto a su pulmón vegetal que ha sido diezmado de manera desnaturalizada e implacable por la compañía Eléctrica ELEBOL con la anuencia de la Alcaldía de Heres y para la construcción de viviendas sin haberse realizado los correspondientes Estudios de Impacto Ambiental. El devastamiento de la que hasta hace pocos años fuera mundialmente conocida como “CIUDAD BOLIVAR, LA CIUDAD DE LOS ARBOLES”, ha traído como consecuencia el aumento de la temperatura de la Ciudad, desesperación y muerte de las aves de la zona y aunado a las quemas indiscriminadas, está afectando la salud de los habitantes.

Hoy por hoy no se llevan estadísticas, pero es público y notorio que las afecciones respiratorias han aumentado en los últimos años, el aire de Ciudad Bolívar se ha vuelto irrespirable por las quemas frecuentes y hasta los entes encargados de proteger el ambiente suelen quemar, tal es el caso del Jardín Botánico del Orinoco que quema madera para convertirla en abono, mientras llena de humo irrespirable a los habitantes del Casco Histórico. Asimismo, la Gobernación del Estado Bolívar quema para despejar terrenos para la construcción de viviendas, la V División de Infantería de Selva quema para cazar morrocoy y venados, los incineradores del Matadero Municipal echan humo todo el día, la gente de Marhuanta, Cayaurima y La Paragua queman de día y de noche porque no se les recoge la basura.

Mientras ocurren quemas y la ciudadanía se asfixia, los entes permanecen impasibles  y cómplices, Protección Civil no hace nada, el cuerpo de bomberos no atiende, el 171 tranca los teléfonos, el Ministerio de Ambiente suprimido y sin recursos, la gobernación cómplice y depredadora ambiental voraz y el alcalde se hace la vista gorda como si  no es asunto suyo. ¿Quién podrá defendernos?

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